jueves, 19 de diciembre de 2013

BAÑOS PÚBLICOS DE SEDELLA- MÁLAGA

 Los baños árabes  de Sedella en la Baja  Edad Media.

     Todas las ciudades y villas islámicas de Al-andaluz tenían en las cercanías a la puerta de entrada de las ciudades y villas el baño público. Era éste un lugar no sólo destinado a la higiene personal sino también un espacio de ocio, mercadeo y alterne. Para un musulmán es preceptivo asearse antes de orar en la mezquita y por esta razón baños públicos y mezquita se encontraban próximos. Rastreando en Sedella estos equipamientos de las ciudades y Villas árabes, encontramos en el Cercado, en la calle Rodalcúzar un  modesto edificio que reune todas las características de ser uno de estos baños.
Fachada sur de los baños

     Consta este edificio de una planta baja  que en si misma es una alberca rectangular de 5 x 10  metros. Sobre la mitad de la superficie de la misma se construye una estancia diáfana en forma de L que deja al descubierto parte de la piscina. Hacia esta parte descubierta, esta planta se abría  mediante  cinco arcos de ladrillo visto, en la actualidad cegados, pero que se pueden apreciar desde el interior de la misma. Éstos a su vez  se apoyan sobre otros que los sostienen y que se cimenta en al suelo de la piscina. Queda de ésta forma toda la alberca comunicada por la ojos de los arcos inferiores.
Arco y escalera de bajada.
   El suelo de la alberca está cubierto por losetas mazaríes y unas escaleras, situada en una  de las esquinas de la piscina, nos facilita el acceso a la misma. 
     La parte del fondo, en la que aparece una ventana, ha sido enfoscada recientemente. Es probable que en su lugar hubiese  un  quinto arco cegado    perpendicular a la fachada sur.
Uno de los arco que comunica con  la parte cubierta de la alberca
      El tránsito entre la parte cubierta de la alberca y la exterior se realizaría a través de cinco arcos de medio punto. Asimismo también se podía transitar por los alrededores de la misma. La parte Sur y Oeste del edificio quedaba cerrada al campo mediante  unas altas y gruesas muralla de piedra que debieron de  formar parte del cercado o muralla defensiva de la villa fortaleza de Sedella.

Estancia interior con cuatro arcos que se
abren a la alberca.
     Del edificio original sólo quedan los arcos y paredes. Suelos y entresuelos fueron pasto  de las llamas que prendieron la desesperación e impotencia de los moriscos al saber de la sentencia real de ostracismo y  destierro.          Posteriormente, la nueva población, venida     fundamentalmente de Archidona,  lo reconstruyó como vivienda, añadiéndole una planta a lo existente.  
     Lo que fue la estancia en donde se tomaba el té, se jugaba al ajedrez y conversaban los moriscos, posteriormente se usó de pajar y cuadra. A tal fin los arcos fueron cegados. Otra razón por la que pudieron ser cegados está relacionada con la vivienda que parece ser se construyó con posterioridad, una vez que el inmueble se le otorgó como vivienda a reparar a alguno de los cristianos viejos que vienen a repoblar la villa en el año 1570.

 
      Los baños son actualmente propiedad privada y nunca han tenido el referente histórico que recientemente le venimos dando.
Basta mirarlo para apreciar la necesidad que tienen de una restauración a su estado original. Todo el edificio se encuentra en ruina a la espera de que los organismos públicos actúen para que este monumento islámico con más de seis siglos de antigüedad, sea conservado  como testimonio del pasado árabe de la Villa de Sedella.  



                                                                                                            Manuel castro




miércoles, 18 de diciembre de 2013

El exido o ejido

Los ejidos, que actualmente aún existen en pueblos y ciudades, fueron hasta tiempos recientes lugares de encuentro de pastores y descansadero de ganados trashumantes. En los tiempos modernos  con la estabulación  del ganado, la trashumancia decae y como consecuencia los ejidos pierden su función y desaparecen. Posteriormente al construirlos,  se transforman en un barrio más  a las afueras de las  ciudadades.
 Al ejido de Sedella llegaban dos vías pecuarias, también llamadas cañadas de las cabras. Una de ellas venía de Canillas de Aceituno y la otra, de las sierra Tejeda procedente de Alhama. Ambas tenían su lugar de encuentro en el "exido" o ejido. El ancho de estas cañadas era de una soga toledana. Esta medida de longitud utilizada durante la Edad Moderna equivale a ocho metros lineales. Por ellas se trasladaban los rebaños de unos lugares a otros.
Los ganados que a través de estas cañadas llegaban a Sedella tenían un espacio en donde descansar y pacer, éste era el ejido. Se encontraba éste  situado al sur del la villa, hacía Vélez,  era de propiedad comunal y llegó a tener, según se desprende de la lectura del catastro que de Sedella hace el Marqués de la Ensenada en el año de 1752, una extensión de más de cuarenta  obradas de ara de menchones y secanos. 
Cuando se encontraba en funcionamiento la tenería de Sedella, la llegada de animales especialmente cabras al ejido,  eran frecuentes. Mientras descansaban de su largo viaje y pacían, sus dueños  ajustaban el precio de sus pieles que sería la materia prima de aquellas tenerías. Si el trato no llegaba a feliz término, los rebaños podían seguir pastando en la Sierra Tejeda en donde había ochocientas fanegas de tierras comunales a su disposición.
Las vías pecuaria que desde el ejido partían hacia la sierra y hacia Canillas de Aceituno,en las proximidades del pueblo, discurrían por las afueras de la Villa y ésta se comunicaba con su ejido mediante puertas que se cerraban en momentos de epidemias, pandemias o ante cualquier otro peligro. Como  manifiestan los documentos de la época, el pueblo en si mismo era una fortaleza  en la que, se integraba el castillo y cuando éste ya muy arruinado y abandonado por su alcaide, Melchor Pérez , pierde su valor defensivo durante el s.XVI, será la iglesia junto al cementerio anexo, el nuevo fuerte de Sedella. Es muy probable que al  final del estrecho callejón que conduce de la Plaza al Ejido por la derecha, hubiese un postigo de entrada a la Villa desde el Ejido. De la misma manera, otra puerta, se abría en Ermita hacia los caminos que desde aquí partían hacia Vélez, Salares y Rubite, según consta en los los libros de Apeo de la Villa. En este tiempo de 1572 aún no se había edificado la ermita y en su lugar había una era. En el Cercado, un tapial o cerca cerraba el espacio habitado al campo. Por estas puertas y por la puerta del Mesón que se abre al camino de Canillas de Aceituno, la villa-fortaleza se comunicaba con el exterior y así, campesinos que regresan de sus campos al atardecer, arrieros, traficantes, ganaderos, vagabundos...entrarían a la ciudad una vez pasando  el fielato, si encontraban su puertas abiertas.
   Todas las ciudades y villas islámicas tenían en las cercanías a la puerta de entrada el baño público. Era éste un lugar no sólo destinado a la higiene personal sino también un espacio de ocio, mercadeo y alterne. Para un musulmán es preceptivo asearse antes de orar en la mezquita y por esta razón, baños públicos y mezquita se encontraban próximos. Rastreando en Sedella estos equipamientos de las ciudades y Villas árabes, encontramos en el Cercado un  modesto edificio que reune todas las características de ser uno de estos baños. 
     Consta este edificio de una planta baja  que en si misma es una alberca rectangular de 5 x 10  metros. Sobre la mitad de la superficie de la misma se construye una planta diáfana en forma de L que deja al descubierto parte de la piscina. Hacia esta parte descubierta, esta habitación superior se abre  mediante  cinco arcos de medio punto en ladrillo visto que a su vez,  se apoyan sobre otros que los sostienen y que se cimientan en al suelo de la piscina. Queda de ésta forma toda la alberca comunicada por la ojos de los arcos inferiores. El suelo de la alberca está cubierto por losetas mazaríes y unas escaleras situada en una  de las esquinas de la piscina, nos facilita el acceso a la misma. Es todo el conjunto un bonito espacio en donde tomar un té o jugar una partida de ajedrez si no fuese porque actualmente se encuentra en ruina y a la espera de restauración.
En cuanto a la mezquita, ésta probablemente estaba situada en el Arroyo. Cuando llagan los cristianos la transforman en iglesia, como era preceptivo en los nuevas villas conquistadas. Por poco tiempos sería la iglesia vieja en tanto que, se va construyendo una nueva, en la Plaza. Junto a la mezquita o iglesia vieja se encuentran las casas señoriales de la Villa. Todas ellas tienen sus huertos anexo y su caballerizas en los bajos. Una de estas casas es la del beneficiado o cura Diego de Baéna, uno de los tres curas que tenía Sedella en el año de 1572. La iglesia vieja o antigua mezquita, cuando deja de tener función religiosa, se transforma en una de estas grandes casas que se asientan en torno al Arroyo.
                                                             
 Manuel Castro y Gálvez

sábado, 26 de octubre de 2013

Genealogía de los Gálvez de Sedella

 Genealogía de los  Gálvez ¿De dónde proceden los Gálvez de Sedella?  .http://www.bisabuelos.com/lib/luisiana01.html
       
Comencemos por el origen del apellido Gálvez. Los cronistas antiguos, utilizan un estilo castellano, noble y llano, que procuraremos conservar. Este apellido de Gálvez -dice don Ramón Lazo y Ortega, cronista del rey Carlos III- es tan noble como antiguo en España. Podemos prescindir de la cuestión que tocan algunos autores genealogistas sobre si es, o no, patronímico; derivándolo -los que están por la afirmativa- de Galva o Galvo (nombres ro-manos), o atribuyéndolo -los que llevan la negativa- al solar, o señorío de esta familia, por haber algunos lugares de este nombre en España. Los antepasados de Matías y Bernardo acreditan su solar, y apellido con la preposición de por muchos siglos, circunstancia que demuestra no ser, o haber dejado de ser, patronímico.

Ha sido fecunda, y feliz esta familia en hijos ilustres, que hicieron casas en Aragón, Cataluña, y Andalucía, después de la conquista de Teruel, y la famosa batalla de Clavijo (año de 834), a la que asistieron.
  Por los años de 1219 vivía en Teruel don Rodrigo Gómez de Gálvez. De Teruel proce-dían los Gálvez que participaron en la conquista de Córdoba, aunque, siglos atrás -como enseguida veremos- tenían su solar en Vizcaya.  En Santaella, castillo y villa de la jurisdicción de la ciudad de Córdoba, se establecieron los Gálvez desde su conquista, hecha en 1240 por el santo rey don Fernando, en cuyo asalto se distinguieron los Gálvez, subiendo unos al muro, y entrando otros por un postigo; por cuya acción se denominó desde entonces una rama de esta familia Gálvez del Postigo, y después con sólo Postigo, que conservan hoy. No constan los nombres de los primeros Gálvez establecidos en Santaella, por el extravío de los libros de población.   Los Gálvez de Santaella tienen,  como los de Macharaviaya, un escudo de plata con un árbol verde, y dos lobos.

   El linaje de los Gálvez de Santaella tenía antiguamente su solar a una legua de Guernica, en Vizcaya. En su tiempo era señor de esta casa don Juan de Gálvez, descendiente de los antiguos condes de aquel señorío, y citado en las crónicas del rey don Juan II (1406-1454), y de don Ortuño IV. Las tres veneras o conchas las añadieron los Gálvez desde la famosa batalla de Clavijo, en que se hallaron los de esta familia el año de 834. El uso de los dos lobos (armas propias de los señores de Vizcaya) acredita el noble origen de los Gálvez de aquel señorío, de quienes descienden los de Santaella, dónde vivieron con el lustre correspondiente a su clase, señalándose sus hijos, tanto en las armas, como en las letras. Excedió a todos don Antón de Gálvez que después de muchos y señalados servicios en la guerra contra los moros del reino de Granada, se distinguió particularmente en la conquista de aquel reino, concluida por la entrega de su capital a los Reyes Católicos el 2 de enero de 1492. Entre otra mercedes concedieron sus majestades católicas a dicho Antón de Gálvez la de entierro y asiento fijo y privativo para su persona, y descendientes en la iglesia parroquial de su domicilio -que era la ciudad de Santaella-, como tanbien lo conservan hoy los Gálvez en la de Macharaviaya, en un banco propio de esta familia. Fue dicho don Antón de Gálvez (nacido ca. 1470) padre común de varias ramas que de esta familia se establecieron en distintos lugares de Andalucía. Casó con doña Luisa Gómez Postigo y, entre otros hijos tuvieron a Alonso de Gálvez (ca. 1500) que, como sus padres, continuó viviendo en la ciudad de Santaella, vecina a Córdoba.  Don Alonso tuvo dos hijos, uno llamado Juan y otro Pablo. Pablo de Gálvez (ca. 1530) se estableció en Sedella (Málaga). Una de sus sucesoras fue doña María de Gálvez, madre de don Juan Granados y Gálvez, y de fray José Joaquín Granados y Gálvez que nacieron y vivieron en Sedella de jóvenes, en torno al año 1740. Este último fue capellán de don Miguel de Gálvez. Fue frayle franciscano y emigró como misionero a Nueva España en donde fue nombrado obispo de Sonora, Méjico. Escribió en 1778 Tardes americanas, una historia de la Nueva España desde los toltecas hasta mediados del siglo XVIII (11). En las páginas introductorias hace un resumen de la genealogía ascendente de los Gálvez hasta don Antón de Gálvez, el ilustre caballero que intervino en la conquista de Granada en 1492. Don Juan de Gálvez, el otro hijo de Alonso, tuvo un nieto llamado don Diego de Gálvez, nacido en Santaella en el año de 1571. Su padre, llamado también Alonso, había sido heredado por sus servicios militares con unas casas y huertas en las villas malagueñas de Benaque y Macharaviaya. Esta fue la razón por la que don Diego se traslado a vivir a Macharaviaya. Allí recibió el nombramiento de regidor perpetuo de esa villa e inicia la saga de los Gálvez de Marcharavialla.
   Concretando en lo que concierne a los Galvéz de Sedella:
Antón de Gálvez participa en la conquista de Granada cuando tenía 22 años. Si instala en Santaella-Códoba. Tiene varios hijos uno de ellos, Alonso vive como su padre  en la misma ciudad cordobesa y tiene dos hijos ca.1500. uno es Juan cuyo nieto Diego se asienta en Marcharavialla y el otro Pablo, que  viene a vivir a Sedella. Durante todo el siglo XVII no tenemos información por escrito de la genealogía de esta familia en Sedella, pero es evidente que todos los Gálvez en esta villa asentados, pertenecen en sus origen a la misma familia.Todos son descendientes de Pablo de Gálvez. 
 D. José  Joaquín Granados y Gálvez que nació en Sedella en el año de 1734 nos da algo de luz sobre el pasado de su familia. Este ilustre sedellano marchó a Méjico cuando tenía diecisiete años.  En la introducción de su obra histórica que escribe sobre Méjico, nos cuenta cómo "cuando vivía en Sedella con su amada madre María de Gálvez y su hermano Juan Granados y Gálvez sentía ya, muy de niño, en su alma la vocación religiosa." Es por esto que, una vez establecido en Nueva España (Mejico),cuando tenía 17 años, ingresó en los franciscanos y se ordenó sacerdote, llegando a ser el  obispo del Estado de Sonora durante los años de(1788-1794). No dice nada D. José Joaquín  de su padre y nada sabemos de él. Se desconocen las razones que motivan este silencio.
 En Sedella quedó su hermano Juan Granados, gozando las excelencias familiares que heredó de su madre. En el año de 1752, lo encontramos, como uno más de los testigo, abalando y firmando la veracidad de lo que se registra en el catastro del Marqués de la Ensenada relativo a Sedella. Éste  sedellano debió de embarcar con posterioridad hacia Nueva España durante la segunda mitad del siglo XVIII ya que, en el año de 1801, según un documento de arribada que o encontré investigando  documentos de Sedella en el Archivo Histórico Nacional, desembarca en el puerto de Cádiz procedente de Vera Cruz- Méjico. En la fragata Nrª. Sra. del Pilar alias la Fortuna. Regresaban también con él D.Pedro Granados y Peña, tio suyo y  que había sido prebendado de la catedral de Méjico y tres sobrinos más: D. Antonio Gálvez, D. Antonio Cabello y D. José Ocaña. Todos ellos son naturales de Sedella. También vienen con ellos dos criados: Fermín Jiménez natural de Sedella y Andrés de los Montes, indio.
De la relación de parentesco que tiene D.Juan Granados con el prebendado de la catedral de Méjico podemos deducir que éste era hermano de su padre del cuál nada conocemos.
Nada quedó en la memoria histórica de Sedella sobre esta familia de los Granados. Tal vez el topónimo, que señala el pago de lo que hoy es el Arroyo Granados, podría tener alguna relación con ellos. Por el contrario si que persisten los Gálvez.
 En Sonora, uno de los estados federados al Noroeste de Méjico, un pueblo fundado por la familia Durazo en el año de 1821, lleva el nombre de Granados en honor a José Joaquín Granados y Gálvez segundo obispo de Sonora. 
 Añadir finalmente que D. José Joaquín llevaba con orgullo el haber nacido en Sedella como lo demuestra el hecho de que, al referirse a su tierra natal, lo manifiesta en estos téminos: "Mi querida y amada patria  Sedella" y en otra referencia dice "Sedella meció mi cuna".
               Dejó el Sr Obispo una obra histórica escrita de la Nueva España que arranca en el  periodo precolonial  y que termina en el siglo XVIII, actualmente muy revalorizada entre los historiadores y eruditos. Se llama la obra: Tardes Americanas                                    
                                                                     Manuel C. Gálvez.


sábado, 7 de septiembre de 2013

Las tenerías

SEDELLA 1572. UNA TENERÍA JUNTO A UN CEMENTERIO.               

     Las ciudades y villas, durante la Edad Media, se protegían de la violencia reinante mediante la construcción de murallas que se abrían al exterior de recinto urbano, hacia el campo, a través de puertas, postigos y portazgos. Estos muros, que delimitaban el espacio habitado de las ciudades y pueblos y lo separaban del campo circundante, con frecuencia estaba formado por las paredes  de las casas que a tal fin se fortalecían adosándoles contrafuertes, pie de amigo y empequeñeciendo huecos y ventanas. Cuando un espacio quedaba sin protección se construía un muro que completaba el cercado.  En Sedella,  hacia el Este y el Oeste  las paredes traseras de las casas de la calle Llana y Dayre que daban al campo, alineadas unas con otras, definían el límite del casco urbano protegido. En el sur  se construyó un cercado cuya  puerta  comunicaba con el "exido" o ejido.  De esta formal, la memoria histórica del pasado nos conserva para este espacio el nombre de "Cercao" y por otra parte, la Puerta del Mesón nos recuerda la entrada y salida de Sedella hacia el camino que iba a Canillas de Aceituno. Las puertas, en las grandes ciudades, se cerraban por la noche y se abrían por la mañana de forma que si alguien se retrasaba y llegaba a sus puertas después de anochecer, se veía obligado a pasar la noche fuera "a la luna de Valencia". De esta forma se controlaba a todo aquel que entraba o salía de la villa. En relación con este control nos queda la memoria de nuestro antecesores que  aseguraban que en época de epidemias la villa quedaba cerrada a todo forastero que llegaba a sus puertas, obligándole a continuar su camino por el norte que le llevaba a enlazar con la vía pecuaria que  subía  a la sierra, hacia Granada.
    Fuera de este espacio amurallado, a un tiro de herradura por debajo del Barrio Nuevo, como dice el Apeo, se encontraban las tenerías, lugar en donde se curtían las pieles. Aún actualmente, se le  nombrando a este espacio con el topónimo de Las Tenerías.  Estaban éstas formada por un complejo de cinco  albercas  escalonadas, todas ellas cubiertas, que contaban también con unos  tinajones y un pozo. Aún se puede contemplar, como evidencia arqueológica de aquel complejo artesanal, los tapiales de algunas de las albercas  en  los bancales bajo  los que aún permanecen enterradas. También es corriente encontrar en ellos ladrillos cerámicos, trozos  de vasijas y también restos  de los muros de estas construcciones.

  Este complejo artesanal funcionó hasta el momento mismo en el que los musulmanes tienen  que abandonar Sedella, año de 1569. Y hasta entonces, fue común la ida y venida de rebaños  de ovejas, cabras y ganado vacuno que esperaban en el ejido el momento de ser sacrificados para de esta forma hacerse con sus pieles que era la materia prima de esta actividad artesanal. Tanto por la extensión de este ejido o “exido”, descansadero de animales, como por el número de albercas en donde se curtían las pieles, se puede deducir que la proyección comercial de las tenerías sobrepasaba los límites del municipio y se extendía no sólo a Bentomiz sino también a la provincia de Granada, con la que se mantenía un intenso comercio de seda, pieles, carnes y productos agrícolas.
    Es necesario para el mantenimiento y aprovisionamiento de las tenerías que, periódicamente, se tengan que realizar sacrificios de animales, frecuentes matanzas  en las proximidades de la misma, en lugares apartados y con abundante  agua corriente.
 Arroyo de las Matanzas      Foto Fco.Santiago
Una reflexión sobre ésto, sin negar ni afirmar nada, me deja la duda de si el emblemático y legendario  Arroyo de las Matanzas pudo ser el lugar en el que se realizaran estos habituales sacrificios de animales. Este topónimo, escenario de una leyenda sobre la que se fundamenta el nombre de Sedella, tiene desde este momento otras connotaciones semánticas que por lógica, lo relacionan con la tenería. En ambos significados fuese como consecuencia de una cruenta batalla entre moros y cristianos o como consecuencia del sacrificio de rebaños en sus aguas para abastecer con sus pieles a las tenerías, la leyenda acierta en que éstas, bajaban rojas hasta el mar entre las adelfas y cañaverales de sus orillas.  
En este espacio de la tenería que debió llegar hasta el Picadero que está más abajo,  aún se encuentra una alberca semienterrada, enlosada con pavimento mazarí que bien pudo pertenecer a este complejo artesanal de la tenería.
El desagüe de la dicha alberca se encuentra a un nivel inferior al de los llanos del "picaero". Se construyeron a finales del siglo XIX, al colmatar el arrollo de las tenerías al cual desaguaría en principio la mencionada alberca. Ello nos lleva a pensar que  la funcionalidad de la misma no pudo ser la de regar dichos llanos sino mas bien estaría relacionada con la tenería.Tenemos por consiguiente otro elemento testimonial en perfecto estado de lo que podríamos llamar el legado histórico de los musulmanes en Sedella
    En relación a la faraónica obra que  supuso la construcción de los llanos del Picadero anotar que fue un señor adinerado y su señora Eulalia Azpiazu Garmendia que llagados a Sedella procedentes de las Vascongadas, en el llamado Arroyo de las Tenerías abren un tajo de trabajo para  colmatarlo con herramientas tan simples como el pico y la pala, el burro y el serón. Su objetivo no era otro que el de conseguir suelos profundos donde sembrar. En el Picadero, durante el tiempo en el que escaseaban los trabajos agrícolas, se realizaban movimiento de tierras con los que se consiguieron esos amplios y hermosos llanos que a mí se me asemejan como el  mejor estadio de fútbol para las olimpiadas de 2024.
      Los ciudadanos musulmanes, que hasta el año 1570 habitaron la villa de Sedella, no sólo obtenían la materia prima  para el curtido de  las pieles sino que también, con ellas debieron de elaborar objetos y útiles  para la agricultura, el ganado y  las personas: Calzado, zahones, odres para el vino,  correajes, monturas,… debieron ser útiles con los que  comerciaba  y se intercambiaban productos con los pueblos vecinos.
      El agua entre otros, es elemento básico  y necesario en esta actividad artesanal. A fin de llevarla hasta este lugar, se construye una acequia que viniendo del molino que está cerca de la sierra, cruza la actual calle Llana, y cuando llega a la Plaza tuerce a la derecha y   escondida por los bajos de la Casa Torreón, llega a cada una de las cinco  albercas, solucionando  de esta manera el necesario abastecimiento de agua a las tenerías. Actualmente la dicha acequia se encuentra soterrada bajo el pavimento de la dicha calle. También tenemos testimonios escritos  de la existencia de un pozo en las proximidades de las mismas.
     Una infraestructura de este tipo, compleja y extensa en sí misma, me hace pensar que la propiedad de la tenería  debió de ser, más bien que de una familia, del Concejo  Municipal de la Villa y en ella  solidariamente, los vecinos se debieron de repartir mancomunadamente el trabajo.
Fto. Fco.  Santiago.
   Junto a la tenería, por encima de la carretera que nos lleva a Salares, en unos bancales que han sido edificados recientemente, siempre se han encontrado huesos enterrados en el subsuelo. En principio  tendríamos que sospechar que dichos restos óseos pertenecieran a algunos animales muertos accidentalmente a los que, una vez aprovechadas sus pieles, se les hubiesen  enterrado allí mismo. Aunque esta deducción aparece en principio como razonablemente lógica por su proximidad a la tenería, existen otras alternativas que la cuestionan, la desdicen y se le oponen: Un vecino me contaba, que los restos óseos aparecidos en este lugar, no son restos de animales sino restos humanos de un antiguo enterramiento provisional  que se habilitó, cuando  una epidemia ocasionó tal número de defunciones,   que el cementerio oficial, anexo a  la iglesia, no daba abasto. La memoria histórica de nuestros antepasados nos  ha dejado esto  en el recuerdo, como segunda opción. A él, se lo contaba su padre. Y yo también recuerdo haberlo oído de niño. Al margen de estas elucubraciones, y como tercera opción, sin afirmar ni negar lo antedicho, me queda la duda de si podríamos estar hablando del cementerio  de los moriscos, dado  que se desconoce el lugar donde estuvo situado.

 Una pequeña cata arqueológica, que por otra parte es preceptiva en las construcciones urbanas, nos hubiese clarificado la cuestión pero, como siempre, hemos llegado con retraso y de nada sirve lamentarse de que en su día no se hiciera.
    Con motivo de    la rebelión y levantamiento que habían protagonizado los moriscos  que habitaban la falda sur de la Cordillera Penibética , después de haber sido vencidos por las tropas de su majestad Felipe II , en el año de 1570, la represión fue brutal. Se   ordenó la expulsión de todos los musulmanes que habitaban las Alpujarras, Almijara, Bentomiz y la Serranía de Ronda y como parte de un todo, a los vecinos de Sedella. Eran éstos musulmanes que compartían  este espacio con seis cristianos viejos que ejercía sobre ellos funciones administrativas de vigilancia, policía y  control desde 1492 año  en el que  fue conquistado el Reino de Granada. 
   La orden era tajante y no deja otra salida más que la de  cumplir con el decreto  expulsión. Y así, Luis Almuedan, Jorge Alguacil, Alonso Abenomar… con sus familias y otra 230 familias más, con hijos de todas las edades y burros cargados con sus enseres, tienen que abandonar sus humildes casas y haciendas y al espacio que ellos y sus antepasados habían venido transformando y acomodando a sus necesidades desde mediados del siglo XIII. Este territorio les pertenecía en derecho. Hacía muchos años que con su esfuerzo y trabajo lo habían transformado para poder vivir en él. Nadie antes que ellos lo habían habitado. Aquí murieron sus padres y también nacieron sus hijos. Ahora no les queda solución de continuidad y su tristeza e indignación es inmensa, la impotencia ante la injusticia, infinita. Su dios, Alá, los ha abandonado.
     Bernabé Abenaudala, Cristóbal Yaya, y todos los demás vecinos de la villa  con sus familias y sus pertenencias, una mañana del mes de noviembre del 1570, parten hacia Málaga y desde allí hacia lugares incierto  del interior peninsular, lejos de la costa, hacia Castilla. Algunos llevan consigo la llave de su casa, pensando en la posibilidad  de volver y otros, con la esperanza perdida y la puerta cargada en el burro. Sedella se queda atrás en silencio, en llamas, y cubierta en humo, con sus seis cristianos viejos y su tenería destruida. Nunca más  hubo en ella actividad peletera alguna: los nuevos pobladores que años después vinieron a repoblar estas tierras, todos ellos cristianos viejos, desconocían las técnicas del curtido. De aquellas tenerías sólo queda una de las cinco albercas y algunos tapiales que sirvieron como muro de contención de los bancales que posteriormente construyen los nuevos pobladores  sobre este espacio.


LAS TENERÍAS EN LA ACTUALIDAD: FEZ Y TETUÁN
En cuanto a la etnografía y analogía para entender esta actividad, como es bien sabido, el curtido y tintado de piel tradicional se ha conservado de forma prácticamente invariable hasta nuestros días en las ciudades marroquíes de Fez y Tetuán (actualmente un reclamo turístico muy conocido de estas ciudades), gracias a las cuales podemos conocer con gran precisión los detalles de esta técnica artesanal.
Teneria en Marruecos
EL PROCESO DE CURTIDO DE LAS PIELES
Los pasos que se siguen en dichas tenerías son los siguientes:
1. En primer lugar se ponen las pieles en agua a remojo para poder arrancar el pelo, después se les limpia los restos que puedan quedar adheridos mediante baños de cal viva que sirven al mismo tiempo para endurecer la piel. Este proceso dura 20 días.
2. Tras este primer paso, se pasan las pieles a unos noques especiales menos anchos en el fondo que en la boca donde se elimina la cal utilizando excrementos de paloma que son mezclados y amasados con las pieles durante dos días, siendo luego limpiadas estas con harina.
3. Transcurridos 3 o 4 días se pisan los pellejos en un lecho de agua y se les sumerge en una pasta líquida de higos secos con el fin de darles suavidad.
4. Una vez realizados todos estos pasos se sala la piel pasando finalmente al curtido y engrasado, que convierte los cueros brutos en cueros finos. Este curtido se realiza en los noques con sustancias tratantes vegetales extraídas de la corteza de la encina y del castaño fundamentalmente.
5. Con el engrasado la piel se nutre con grasas naturales que la lubrifican y ablandan.
6. Posteriormente la piel es raspada y pulida por el lado de la carne, siendo el último paso la maceración en las cubetas de tinte con pigmentos vegetales.


7. En las tenerías de Fez y Tetuán tras realizar todos estos pasos, el cuero teñido se tiende en el exterior de la medina sobre la hierba para ser secado al sol.

                                                                                Manuel C. Gálvez

domingo, 1 de septiembre de 2013

Bentomiz: un territorio en la alta Axarquía

Bentomiz: Un territorio en la Alta Axarquia

La reconquista de Al-Andaluz por los reyes cristianos comienza desde al momento mismo en el que los musulmanes se instalan en la Península  Ibérica tras ocho años de conquista. Es en el año 722 cuando el  ejército cristiano, mandado por don Pelayo,  vence a los musulmanes en Covadonga. Desde este mismo momento se inicia un periodo de reconquista que terminará ocho siglos después, con la toma de Granada por los Reyes Católicos.
Durante todo este periodo de tiempo, los enfrentamientos entre las dos culturas predominantes en el territorio son continuos y los musulmanes se ven empujados poco a poco hacia el Sur peninsular y arrinconados en el último reducto musulmán del reino de Granada. Es en la segunda mitad del siglo XIII, hacia el 1260, cuando el rey Alfonso X los expulsa  del valle del Guadalquivir y lo mismo hace en estas mismas fechas el rey de Aragón Jaime I. que los expulsa del levante. A Granada comienzan a llegar estas gentes buscando un espacio donde vivir con sus familias. La presión demográfica sobre este reino ya de por si superpoblado, obliga a buscar tierras en donde asentar a esta población. Al sur de Granada la cordillera Penibética aún permanece como espacio natural deshabitado al que sólo visitan, desde la antigüedad  y  esporádicamente, recogedores de esparto, cazadores y  pastores trashumantes

 Es un territorio de suelo pobre y poco profundo, quebrado y agreste cubierto de bosque mediterráneo.  En las falda de sus sierras, la cabra montés, el jabalí, el conejo la liebre tienen en ella su hábitat. A la sierra Tejeda llegaban desde tiempos de los fenicios, no sólo cazadores sino también gentes de las zonas costera y del valle del río Vélez en busca del esparto. 
Es en este momento histórico de la segunda mitad de siglo XIII., cuando la  población excedente de  Granada que habían sido expulsados de otra regiones de la España cristiana, necesitados de tierras donde asentarse con sus familias, ocupan la falda sur de la cordillera Penibética. Sus sierras: Serranía de Ronda, Montes de Málaga,  Sierra Tejeda, Almijara y las Alpujarras granadinas y almeriense, se transforman en espacios de acogida para estas gentes  desheredadas de la fortuna. 
Son terrenos que necesitan una gran transformación para ser acondicionados a la agricultura. Están apartados de las vías de comunicación que pasan por la costa hacia Málaga y por el valle de río Vélez- paso de Zafarraya, hacia Granada. Es lugar de llegada y no de paso.
 Estos musulmanes  llegan a estos asentamientos, en grupos familiares. Tal vez todos ellos vecinos o emparentados en sus territorio de origen desde el cual fueron levantados y enviados al ostracismo. Buscan un asentamiento que les permita la subsistencia, y cuando lo encuentran, construyen sus humildes viviendas agrupadas en pequeños pueblos. En ellos, construyen castillos, baños públicos, mezquitas alminares, molinos y hornos. Queman el bosque, roturan el campo y sobre sus cenizas construyen terrazas escalonadas que podrán de esta forma  ser regadas. Las aguas que desde la sierra bajan hacia el mar a través de arroyos son conducidas a estos bancales o “kakies” como ellos les llaman. Mediante una red de acequias  bien estructuradas y respetando unas estrictas reglas en la distribución de las aguas llegan éstas por su propio pie a todos los pagos que conforman el llamado regadío.
 El producto estrella a sembrar será la morera que alimenta al gusano de seda y el lino. En lo que respecta a Sedella, en el año 1572, se hace un censo de pie de moral  junto al nombre de sus ciento diez propietarios y se contabilizan aproximadamente cuatro mil pies. Ello me hace pensar  que en la primavera y verano el regadío  que se extiende en torno a la villa, era una gran mancha verde en el centro de la cual, sobre unas lomas que se unen por el norte y se abren hacia el sur, se erguía  un pueblecito de humildes casas agrupadas, cuyas calles confluyen en un arroyo que corre entre las dos lomas. Este arroyo era el centro de la villa. En él se encontraba el alminar desde el cual el muecín o almuédano  llamaba a la oración, la mezquita, los baños públicos, y un lavadero.
Posible alminar de la mezquita de Sedella
 Cercanas a este arroyo se encontraban las casas más señoriales de la villa, que tanto en época de moriscos como después de la repoblación, pertenecían a   la clase dirigente . Todas estas casas alojaban en sus bajos, en la primera planta la caballeriza y tenían su huerto anexo que se ha conservado  tal cual hasta nuestros días. Alguna de estas casas aparece descrita por los apeadores en el año de 1572. Eran propiedad del beneficiado Diego de Baena y de otra cristianos viejos.
Esta clase dirigente que desde 1492 se hace con el control de la villa, está formada por tres beneficiados o clérigos, un sacristán, un capitán, el alcaide encargado del castillo y de la defensa del territorio próximo y varios cristianos viejos que se asientan con sus familias.
  El alminar de la  mezquita  de sedella no tuvo la relevancia artística de aquellos otros que  se construyeron en Salares, Árchez  y Corumbela en la segunda mitad del siglo XIII. También hay que pensar que estas villas no tienen castillo y de esta forma se pudieron desviar los medios económicos y los esfuerzos hacia las construcciones religiosas.
 Detrás del alminar que aparece en la foto y junto a él, es posible que estuviese la mezquita árabe a la que la clase dirigente formada por los cristianos viejos, transforma en iglesia año de 1505. a la que los apeadores llamaban la iglesia vieja mientras que la construida con posterioridad en la 
actual plaza, junto al cementerio, aparece ya descrita  en el año 1572 con el nombre de la iglesia nueva. 
Paño de ls cimentos del castillo

    A espaldas de la villa, sobre una peana rocosa,  un altivo castillo lucía orgulloso sus murallas torres y almenas.  Aún se puede observar en el paisaje restos arqueológicos de lo que  hace mucho años fue refugio en época de invasiones. La  fantástica panorámica que desde él se contempla,  abarca todo el territorio  de Bentomiz. Detrás  y a mayor altura, en el  llamado Cerro del Fuerte, existió otra fortaleza que pudo servir probablemente para mejorar la comunicación con Granada desde la costa. El Tomo II. de los libros de apeo escritos en el 1572, hacen referencia a esta fortaleza de la que dicen que se encontraba muy arruinada en estas fechas. Este castillo tenía en este tiempo la misión de defender   y servir de refugio a las villas  situadas en la alta Axaquía. Su último alcaide,Melchor Pérez, nombrado por su Majestad Felipe II, tenía la obligación de pagar a la hueste que lo defendía  y de mantenerlo en buen estado. A tal fin, recibía de su Majestad  ochenta mil maravedíes anuales. Este dinero se sustraía al fin para el cual se destinaba y se quedaba en Granada, lugar en donde el corrupto alcaide había establecido su residencia. Tales hechos están denunciados en los libros de apeo por si su Majestad tenía a bien tomar carta en el asunto
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 .                                                                                                                                                                                                                                                        M. Castro.    

jueves, 22 de agosto de 2013

Sobre los libros de APEO de Sedella-

   Son estos un conjunto de cuatro tomos, escritos  por los escribanos de su Majestad Imperial Felipe II en los años siguientes a la expulsión de los musulmanes o moriscos que con anterioridad habitaron la villa de Sedella. Estos tomos narran en letra procesal de enrevesada lectura, la situación en la que había quedado el municipio una vez que los nuevos pobladores se asientan en el territorio.
  El contenido de estos libros es monótono y repetitivo. Describen fundamentalmente las suerte que  les  corresponde a cada uno de los  nuevos vecinos, pero de su lectura se desprenden  y se extraen conclusiones y evidencias que nos informan de aquel oscuro pasado. Estos tomos que se encuentran en el Ayuntamiento de Sedella están necesitados de que se les haga un indice e incluso que se vaya preparando unas ediciones resumidas que se pongan al alcance de historiadores e investigadores interesados en el pasado de Sedella.
Libro de Apeo.Tomo II

  Desde estas líneas quiero expresar mi reconocimiento a nuestro paisano y amigo, emprendedor entusiasta que nunca se quedo quieto y que fue D. José Gutiérrez,  que tuvo la gracia de haberlos encontrado en El Archivo Histórico de la Real Chancillería de Granada. Mi reconocimiento También al Ayuntamiento de Sedella que puso los medios para editarlos.
  Añadir a lo escrito, que aún queda por hacer la transcripción de los mismos y ponerla a disposición de aquellos que sienten curiosidad por el pasado. Tarea esta que debería considerar la actual corporación municipal que en su conjunto asume y promueve de alguna forma la cultura ciudadana.                                                                                              Manuel Castro 

miércoles, 21 de agosto de 2013

Bentomiz: Un territorio en la Alta Axarquia

La reconquista de Al-Andaluz por los reyes cristianos comienza desde al momento mismo en el que los musulmanes se instalan en la Península  Ibérica tras ocho años de conquista. Es en el año 722 cuando el  ejército cristiano, mandado por don Pelayo,  vence a los musulmanes en Covadonga. Desde este mismo momento se inicia un periodo de reconquista que terminará ocho siglos después, con la toma de Granada por los Reyes Católicos.
Durante todo este periodo de tiempo, los enfrentamientos entre las dos culturas predominantes en el territorio son continuos y los musulmanes se ven empujados poco a poco hacia el Sur peninsular y arrinconados en el último reducto musulmán del reino de Granada. Es en la segunda mitad del siglo XIII, hacia el 1260, cuando el rey Alfonso X los expulsa  del valle del Guadalquivir y lo mismo hace en estas mismas fechas el rey de Aragón Jaime I. que los expulsa del levante. A Granada comienzan a llegar estas gentes buscando un espacio donde vivir con sus familias. La presión demográfica sobre este reino ya de por si superpoblado, obliga a buscar tierras en donde asentar a esta población. Al sur de Granada la cordillera Penibética aún permanece como espacio natural deshabitado al que sólo visitan, desde la antigüedad  y  esporádicamente, recogedores de esparto, cazadores y  pastores transhumantes

 Es un territorio de suelo pobre y poco profundo, quebrado y agreste cubierto de bosque mediterráneo.  En las falda de sus sierras, la cabra montés, el jabalí, el conejo la liebre tienen en ella su hábitat. A la sierra Tejeda llegaban desde tiempos de los fenicios, no sólo cazadores sino también gentes de las zonas costera y del valle del río Vélez en busca del esparto. 
Es en este momento histórico de la segunda mitad de siglo XIII., cuando la  población excedente de  Granada que habían sido expulsados de otra regiones de la España cristiana, necesitados de tierras donde asentarse con sus familias, ocupan la falda sur de la cordillera Penibética. Sus sierras: Serranía de Ronda, Montes de Málaga,  Sierra Tejeda, Almijara y las Alpujarras granadinas y almeriense, se transforman en espacios de acogida para estas gentes  desheredadas de la fortuna. 
Son terrenos que necesitan una gran transformación para ser acondicionados a la agricultura. Están apartados de las vías de comunicación que pasan por la costa hacia Málaga y por el valle de río Vélez- paso de Zafarralla, hacia Granada. Es lugar de llegada y no de paso.
 Estos musulmanes  llegan a este lugar en grupos familiares, tal vez todos ellos vecinos o emparentados en sus territorio de origen del cual fueron levantados. Buscan un asentamiento que les permita la subsistencia,y,cuando lo encuentran, construyen sus humildes viviendas agrupadas en pequeños pueblos. En ellos, construyen castillos, baños públicos, mezquitas alminares, molinos y hornos. Queman el bosque, roturan el campo y sobre sus cenizas construyen terrazas escalonadas que podrán de esta forma  ser regadas. Las aguas que desde la sierra bajan hacia el mar a través de arroyos son conducidas a estos bancales o “kakies” como ellos les llaman. Mediante una red de acequias  bien estructurada y respetando unas estrictas reglas en la distribución de las aguas, llegan estas por su propio pie a todos los pagos que conforman el llamado regadío.
 El producto estrella a sembrar será la morera que alimenta al gusano de seda. En lo que respecta a Sedella, en el año 1572, se hace un censo de pie de moral  junto al nombre de sus ciento diez propietarios y se contabilizan aproximadamente cuatro mil pies. Ello me hace pensar  que en la primavera y verano el regadío  que se extiende en torno a la villa, era una gran mancha verde en el centro de la cual, sobre unas lomas que se unen por el norte y se abren hacia el sur, se erguía  un pueblito de humildes casas agrupadas, cuyas calles confluían en un arroyo que corre entre las dos lomas. Este arroyo era el centro de la villa. En él se encontraba el alminar desde el cual, el muecín o almuédano  llamaba a la oración, la mezquita, los baños públicos, y un lavadero.
Posible alminar de la mezquita de Sedella
 Cercanas a este arroyo se encontraban las casas más señoriales de la villa, que tanto en época de moriscos como después de la repoblación, pertenecían a   la clase dirigente . Todas estas casas alojaban en sus bajos, en la primera planta la caballeriza y tenían su huerto anexo que se ha conservado  tal cual hasta nuestros días. Alguna de estas casas aparece descrita por los apeadores en el año1572. Era propiedad del beneficiado Diego de Baena.
Esta clase dirigente que desde 1492 se hace con el control de la villa, está formada por tres beneficiados o clérigos, un sacristán, un capitán, el alcaide encargado del castillo y de la defensa del territorio próximo y varios cristianos viejos que se asientan con sus familias.
  El alminar de la  mezquita  de sedella no tuvo la relevancia artística de aquellos otros que  se construyeron en Salares, Árchez  y Corumbela en la segunda mitad del siglo XIII. También hay que pensar que estas villas no tienen castillo y de esta forma se pudieron desviar los medios económicos y los esfuerzos hacia las construcciones religiosas.
 Detrás del alminar que aparece en la foto y junto a él, es posible que estuviese la mezquita árabe a la que la clase dirigente formada por los cristianos viejos, transforma en iglesia año de 1505. a la que los apeadores llamaban la iglesia vieja mientras que la construida con posterioridad en la plaza, junto al cementerio aparece ya descrita  en el año 1572 con el nombre de la iglesia nueva. 

    A espaldas de la villa, sobre una peana rocosa,  un altivo castillo lucía orgulloso sus murallas, torres y almenas.  Aún se puede observar en el paisaje restos arquelógicos  de lo que  hace mucho años fue refugio en época de invasiones.  La panorámica que desde el se contempla,  abarca todo el territorio de Bentomiz. Detrás  y a mayor altura, en el  llamado Cerro del Fuerte, existió otra fortaleza que pudo servir probablemete para mejorar la comunicación con Granada. El Tomo II de los libros de apeo escritos en el 1572, hacen referencia a esta fortaleza de la que dicen que se encontraba muy arruinada en estas fechas. Este castillo tenía en este tiempo la misión de defender  y servir de refugio a las villas  situadas en la alta Axaquía. Su último alcaide,Melchor Pérez, nombrado por su Majestad Felipe II, tenía la obligación de pagar a la hueste que lo defendía  y de mantenerlo en buen estado. A tal fin, recibía de su Majestad ochenta mil maravedíes anuales. Este dinero se sustraía al fin para el cual se destinaba y se quedaba en Granada, lugar en donde el corrupto alcaide había establecido su residencia. Tales hechos están denunciados en los libros de apeo por si su Majestad tenía a bien tomar carta en el asunto
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 .                                                                                                                                                                                                                                                        M. Castro.         

jueves, 8 de agosto de 2013

UN ALFIZ EN EL HORNO DE HORTENSIA.

      En la calle de Santa Ana nº 7 de Sedella, hubo hasta tiempos recientes un alfiz espectacular que adornaba la entrada de la casa nº 7 de la dicha calle. Con motivo de una remodelación que del inmueble se hizo en los años ochenta del Sg. XX el alfiz se destruye sin que nadie lo remedie. Era éste un elemento decorativo que había permanecido en la fachada de la casa, en la parte superior de la puerta de entrada tal vez desde el siglo trece o catorce, tiempo en el que se puede considerar que una considerable población de cultura árabe se instalan en la sierra a la que ellos mismos llamarán Bentomiz.
Qué alegría me ha dado ver después de tanto tiempo este alfiz morisco que se encontraba en la casa de Hortensia que a su vez, fue un horno de pan hasta tiempos recientes. Miguel Angel, tengo que reconocer que esto es una buena aportación a Sedella Fotos. Aún quedan otros alfices que no han sido destruidos pero no son tan espectaculares como éste. Creo que merecería la pena reconstruirlo en la misma casa que hoy en día es propiedad la señora  Bonnie Miller o en su defecto, en algún espacio público propiedad del Ayuntamiento, conservándolo de esta forma como uno más de los elementos cultural de la villa de Sedella.
 Estas son las últimas evidencias que aún quedan de lo que en su día fue un poblado morisco y tiene un gran valor histórico en el presente y es memoria histórica para el futuro.