miércoles, 14 de mayo de 2014

Rubite: una aldea desaparecida


                       RUBITE: Una aldea desaparecida.

   A media legua de Sedella muy cerca de Salares, junto al camino que va al pago de los Patricios, existía en la segunda mitad del siglo XVI una aldea con 20 familias de musulmanes que, tras la conquista de Granada, se vieron forzados a practicar el cristianismo.  Se le llamaba al lugar Rubite. Esta aldea tenía una iglesia con su torre. Delante de la Iglesia, una plazoleta que se prolongaba hacia el norte con una calle y diez viviendas a cada lado de la misma. El cura o beneficiado, que era el mismo que el de Salares, se llamaba Gonzalo Ortega. Tenía la dicha aldea, una era en sus proximidades y junto a ella el cementerio. Por debajo, junto al río existía un molino de agua que  les proporcionaba a sus cien habitantes la harina con la que cocer el pan. De él aún quedan restos arqueológicos.  
    Cuando se expulsan a los moriscos de todo Bentomiz, sus habitantes prenden fuego a todas las casas las cuales, se quedan sin techo y en alberca. Sólo algunas viviendas quedan en buen estado porque sus moradores confían en un próximo regreso. De esta forma, Rubite y todos los pueblos vecinos quedan como tierra quemada, humeantes, silenciosos y sin población alguna. Ya no volverían jamás.

   Con posterioridad hacia 1571 procedentes del interior peninsular llegan familias de cristianos viejos que vienen a repoblar estos lugares. El número de las que llagan son la mitad de las que habían antes de ser levantados los moriscos. Esta fue la razón por la cual ya no se volvió a repoblar ni Beniscalera que se agregó a Salares, ni Rubite que se anexó a Sedella. 

   A este lugar, en donde estuvo situado el caserío de Rubite, se le ha venido llamando los caserones. Las tierras de este pequeño municipio de ciudadanos moriscos se repartieron entre  los nuevos pobladores de la villa de Sedella en su mayoría procedentes de Archidona. Su municipio quedó en el año de 1572 anexado al término municipal de la dicha Villa.

   Con el paso del tiempo,  la memoria histórica olvidó la lógica de estos hechos y en sustitución de la misma, fantásticas leyendas intentan esclarecer y explicar la desaparición de estos pequeños municipios atribuyendo la causa a enfermedades raras,a epidemias y a pandemias.

                                                                          Manuel Castro.

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